sábado, 18 de junio de 2011

RETORNO


Hace casi un mes que no actualizo el blog y no es por falta de ganas, en España han acaecido sucesos dignos de mencionar, pero los exámenes de la UNED (en mi caso) y la incorporación a un nuevo trabajo han limitado mi tiempo delante del ordenador. Pero después de la tormenta ha llegado la calma y no sé muy bien por donde empezar: 15-M, cargas policiales en Valencia, Parlament de Catalunya o quizás lo más hiriente y sangrante, los resultados de las elecciones del 22-M.

Aunque algo que también me preocupa es la falta de compromiso social que he descubierto entre las personas que ya han terminado sus estudios de Trabajo Social. En mi última experiencia sociológica, digo laboral, he conocido a muchas personas licenciadas en Trabajo Social y en distintas conversaciones que he mantenido he descubierto que todo lo que me han explicado sobre ética del trabajo social, valores, moral,… No está nada presente en una parte importante de las personas con las que he hablado. Me he quedado bastante sorprendido al escuchar comentarios xenófobos y machistas. Al descubrir que hay muchas personas  que creen que feminismo es lo mismo que machismo. Y no digo con esto que yo sea la mejor persona del mundo, pero claro después de estudiar los principios y valores de la práctica profesional del Trabajo Social, después de estar convencido de que la autodeterminación de las personas usuarias, la actitud no enjuiciadora y la implicación emocional controlada entre otras, son principios de nuestra praxis. Se me queda una extraña sensación en el cuerpo al comprobar que trabajadoras y trabajadores sociales no entienden porqué no hay que llamar abuelas y/o abuelos a las personas mayores. Tampoco entiendo el motivo por el que favorecen la perpetuación de los estereotipos de los distintos colectivos sociales con los que podemos intervenir. ¿Me habré equivocado de Grado?


Mañana espero que todas las personas que creemos en el cambio, en un cambio a medio y largo plazo, en el cambio social salgamos a la calle por qué la calle también es nuestra.